La pandemia del Coronavirus (COVID – 19) ha traído muerte, temor, ansiedad, confinamiento y una seria alteración de la rutina. Si bien todos deseamos volver a la “normalidad” que teníamos antes de iniciar con esta pandemia, parece que llegar a ese punto todavía está lejos. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se espera que la economía mundial tenga una desaceleración aproximada del 3% (Informe aquí). Sólo en Costa Rica, de acuerdo a estudios hechos por la Universidad de Costa Rica, se proyecta que por causa del Coronavirus cerca de 400 mil personas perderán su trabajo.
Las cifras anteriores causarían presiones y contracciones en diferentes industrias nacionales. Lamentablemente, el deporte no será la excepción. Con muchas personas sin trabajo, o trabajando jornadas reducidas, las prioridades de consumo cambian. Incluso muchas de las personas que continúan con su trabajo de manera normal, experimentan ansiedad y temor al pensar que sus puestos pueden verse negativamente afectados en un futuro, dada la situación económica adversa que experimenta el país.
Como se mencionó previamente, al aumentar el desempleo, readecuarse las jornadas laborales y aumentar la tensión e incertidumbre dadas las condiciones actuales, los patrones de consumo de las personas se alteran. En estas circunstancias la gente se concentra en cubrir sus necesidades básicas – como lo son vivienda y alimentación. Todo lo demás pasa a un segundo plano o pierde prioridad. El deporte sería parte de este apartado.
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Debemos recordar que el deporte como tal está enmarcado en una industria más grande – la del entretenimiento. Es por este tipo de gastos que muchas familias empiezan a hacer recortes cuando ven que su poder adquisitivo pierde fuerza. Ir a un partido de fútbol o comprar la camiseta del equipo de baloncesto favorito, pierden tracción e importancia cuando hay prioridades familiares más urgentes que atender.
Ante este panorama es importante que la industria del deporte empiece a preparar estrategias y medidas que le permitan mantenerse en contacto con sus aficionados, atletas y demás seguidores mientras la economía se recupera y la reactivación económica comienza a dar resultados.
Es claro que el panorama actual sigue siendo oscuro e inestable. Bajo qué condiciones se podrá volver a la actividad, posibles restricciones en cuando a asistencia y aforo en lugares de espectáculos públicos y/o deportivos (estadios, gimnasios, piscinas, etc.) siguen siendo temas inciertos que se irán descifrando dependiendo de la evolución del virus en cada país.
A sabiendas del estado actual de las cosas, nos parece importante volver a ciertos principios y estrategias con la idea de mitigar un poco el impacto que vivirá nuestra industria. Si bien las siguientes estrategias se concentran en la relación organización deportiva – aficionado, estas deberán ser parte de un compendio mayor de lineamientos – como la contención del gasto y planillas – en las cuales ya muchas organizaciones deportivas han empezado a trabajar.
Esperamos que estas sugerencias sean de provecho y sirvan de base para otros planteamientos.
1. Premie a los fieles: dadas las circunstancias y las dificultades que afrontará una parte importante de la población, es importante valorar el sacrificio y apoyo de aquellas personas que se acerquen a su organización cuando esto sea posible. Es importante que estas personas se sientan apreciadas y respaldadas por su organización, ya que claramente tendrán altos niveles de fidelidad para con su deporte y marca, y probablemente tengan el mismo temor que el resto de la población.
2. Piense en conjuntos/familias: Como lo mencionamos anteriormente, cuando el presupuesto de una familia se ve comprometido, todo aquello que no sea esencial para la supervivencia disminuye en importancia. Ahora bien, es claro que a toda persona le gusta divertirse, pero uno de los principales factores que la gente tomará en cuenta en circunstancias de alta contracción económica es si pueden hacerlo junto a sus allegados a un precio razonable.
3. Concéntrese en la experiencia del aficionado: Este será un buen momento para prestarle especial atención a la experiencia que vive el aficionado que asiste a sus eventos y buscar maneras de mejorarla. Cuando los recursos son limitados, las exigencias del cliente se vuelven todavía más altas y por lo tanto, no deseará invertir su dinero en algo que no le sea absolutamente atractivo y placentero. Por dicha razón, es importante tratar de que la experiencia del cliente en su evento sea lo más satisfactoria posible. Este es un buen momento para revisar, bajo la óptica de un aficionado, atleta o persona interesada en su actividad, cómo es la experiencia que ellos viven y si considera que hay algo que se podría mejorar, proceder a modificarlo.
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Es claro que volver a la “normalidad” que se conocía antes del inicio de esta pandemia llevará su tiempo, pero en ese lapso las organizaciones deportivas tienen que hacer lo mejor posible para mantenerse cerca de sus seguidores. Hacerles sentirse apreciados y una parte importante de la organización influirá directamente en la forma en que nuestras organizaciones afronten lo que queda de esta incómoda y particular situación.
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