Mujeres en el deporte. Un tema del que no debería escribirse.

Realmente siento que éste es un tema que no debería ni siquiera de tocar; pero bueno, vamos a tratar de hacerlo.  ¿Y por qué no debería de hacerlo (tal vez se pregunte)? Pues…PORQUE ESTAMOS EN EL SIGLO XXI. Quién a estas alturas de la vida no puede reconocer la capacidad que la mujer ha demostrado en todos los ámbitos de la sociedad, probablemente vive debajo de una piedra.

Antes de empezar, déjeme explicarle de donde vengo y por qué mi visión tiene el matiz que tiene. Mi madre es una luchadora. Si bien mi padre es un gran hombre, fue mi madre la que estuvo a mi lado y el de mi hermano durante nuestro crecimiento. Ella no escatimó esfuerzos, nunca hubo reclamos, jamás hubo quejas. De ella aprendí lo que es la tenacidad, la constancia y el esfuerzo.  Teniendo dos niños pequeños decidió irse a estudiar al extranjero y obtener su maestría. Casa, niños, esposo y estudios… todo lo balanceada y de alguna manera que no me explico todavía, encontró la manera de sacarlo adelante. Ejemplos así no se olvidan. Ella es meteoróloga, pero empezó estudiando ingeniería civil…en una época en la que según me cuenta las mujeres aspirantes a ser ingenieras eran pocas y a veces no muy bien vistas por sus colegas o los mismos profesores. Ahora bien, 20 años después tengo 2 hermanas (muchas más jóvenes que yo)… y pensar que pueden ser tratadas diferentes sólo por su género, a estas alturas de la vida, realmente me revuelve el estómago. A partir de aquí surgen mis opiniones.

Concentrémonos en la materia a mano: la mujer y su papel en el ámbito deportivo.  A partir del miércoles pasado una de las organizaciones deportivas más grande del planeta, la FIFA, ha agregado por primera vez en sus estatutos su compromiso por hacer este deporte accesible para todas las personas y hacer un esfuerzo para involucrar a la mujer en todas las áreas del deporte, no sólo como atletas. Según las reformas aprobadas en febrero pasado, las mujeres tienen garantizado a partir de ahora, como mínimo, 6 puestos (uno por confederación) dentro del nuevo Consejo de la FIFA, el cual estará compuesto por 36 miembros. ¿Es esto suficiente? Tal vez no… pero es un inicio. De igual manera, no hace mucho el Comité Olímpico Internacional (COI) anunciaba con entusiasmo haber alcanzado un 30 % de participación femenina en sus diferentes comités.

Ya todo el mundo sabe del papel de la mujer como deportista. Las chicas de la selección femenina de fútbol dieron una lección de lucha en el último mundial mayor e hicieron al país ponerse de pie y prestar atención. Las únicas medallas olímpicas que registra el país han sido ganadas por mujeres. Me gustaría pensar que el rol de la mujer como atleta ya ha sido una etapa superada y aceptada hace mucho tiempo. Sin embargo,  el papel de la mujer como administradoras y dirigentes todavía requiere camino. Según una rápida visita a las páginas de los principales organismos deportivos de Costa Rica, el Comité Olímpico Nacional cuenta con 3 mujeres (de 10 puestos disponibles) dentro de su Comité Director (Fuente: http://www.concrc.org/content/qui%C3%A9nes-somos), lo cual guarda una relación muy similar a la expresada por el COI hace poco. Por su parte, acorde a la página de la Federación Costarricense de Fútbol,  no hay ninguna mujer dentro del Comité Ejecutivo y de las 49 personas que conforman las 9 comisiones habilitadas por este organismo, solamente una es mujer (un 2%). (Fuente: http://fedefutbolcr.com/comisiones/)

Voy a ser sincero, no creo ni en “los clubes de hombres”, ni en los “clubes de amigos”. Me parece que cualquiera de las 2 va en detrimento para cualquier organización, independientemente de la industria. Creo que si la historia nos ha demostrado algo con el tiempo es que toda organización dirigida exclusivamente por hombres se ha visto envuelta en algún escándalo mayor en los últimos años, llámese la Iglesia, Wall Street, el Comité Olímpico Internacional, gran cantidad de gobiernos y más recientemente la mismísima FIFA. Es claro que el modelo no funciona y si algo no funciona debería cambiarse.

Creo que hombres y mujeres somos diferentes. No mejores, no peores. Sólo diferentes. Nuestra forma de actuar e  interactuar son distintas. Creo que podemos estar de acuerdo que en la dinámica entre un grupo conformado sólo por hombres (o sólo mujeres en su respectivo caso) es diferente que cuando el sexo opuesto está presente. Es por eso que creo en la importancia de tener un balance en la conformación de juntas directivas, personales administrativos y demás equipos de apoyo que giran en torno de una entidad encargada de dirigir un deporte nacional. Mucho de lo mismo nunca es bueno y soy fiel creyente que la diversidad crea escenarios y dinámicas muy interesantes.

Ahora bien, una vez escuché a alguien decir por ahí que “vivimos en una etapa de la sociedad donde la gente cree que estar a favor de algo es estar en contra de otro”.  El hecho de que considere que debe haber una mayor participación de la mujer en todos los campos deportivos, no significa que estoy en contra de mis colegas o dirigentes masculinos. No obstante, si estoy claro en la necesidad de bregar por abrirle espacio a todas esas mujeres que tienen una gran capacidad y que por no ser parte del “círculo político” de una organización, muchas veces quedan fuera o delegadas a un segundo plano.

Steve Jobs decía, de manera constante, que en la vida hay dos tipos de trabajadores: los de primera categoría y los “segundones”. Su discurso nunca giró sobre géneros, sino sobre capacidades. Jobs aseguraba que para que una organización pudiera alcanzar su máximo potencial tenía que estar compuesta por personas de primer nivel. El creador de una de las empresas más innovadoras y vanguardistas del mundo, también aseguraba de manera regular que los trabajadores élite mejoraban y eran retados constantemente cuando se rodeaban de personas de su mismo nivel. Creo que a eso debe aspirar cualquier organización si busca alcanzar el éxito.

Durante mi tiempo en la industria del deporte he topado con la suerte de conocer mujeres altamente capaces y reconocidas a nivel nacional e internacional. Después de haber tenido el placer de haber trabajo con algunas de ellas, puedo asegurar sin ningún miramiento que prefiero ser dirigido por una mujer “de primer nivel” que por un varón “de segundo”. De igual forma, cuando me ha tocado dirigir equipos de trabajo, me he dado cuenta que hay muchas mujeres que a veces no son tomadas en cuenta, cuando su capacidad es a veces igual o superior a la de sus colegas masculinos.

Para finalizar, quiero dejar claro que no deseo que este artículo se interprete como una “lucha de sexos”. No se trata de “nosotros/as” contra “ellos/as”. Se trata de crear la consciencia necesaria para  crear espacios en los cuales la mujer tenga la oportunidad de insertarse en el deporte no sólo como atleta, sino también en otros campos, ya sea como dirigente, administradora, entrenadora, etc. No digo que todas las mujeres deben ser aceptadas a ocupar cargos dentro de una organización deportiva; pero tampoco todos los hombres. Creo que es hora de fomentar y rescatar a todas aquellas jugadoras de “primera” y que éstas nos ayuden a elevar el “juego” de los hombres. Es hora de hacer el deporte realmente inclusivo y si hay que cerrar puertas que sea por capacidades y no por género.

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